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Todo en la vida es cine

Esta casa es una ruina (por lo que me traslado)

Esta casa es una ruina (por lo que me traslado)

Bueno, pués éso, que Blogia funciona cada vez peor, y a ciertas horas del día es casi un milagro entrar en la página, así que he decidido trasladarme para continuar haciendo lo mismo en:

http://todoenlavidaescine-hesisair.blogspot.com/

Si te entretiene lo que hago, seguirás viendo lo mismo con la misma periodicidad incierta. Si has llegado aquí por casualidad, ya sabes por dónde seguir y, en fin, si no te gusta lo que lees, ya sabes dónde no ir. Para el que quiera, nos vemos en el piso de al lado.

Hagamos un trato

Hagamos un trato

Compañera
usted sabe
que puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo

si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo

si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo

pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted

es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.

Mario Benedetti

Mensaje en una botella (Message in a bottle)

Mensaje en una botella (Message in a bottle)

 

Hola niña:

            Hubo una época, cuando tenía dieciséis años que me gustaba escribir cartas y lo hacía habitualmente. Para un persona como yo que cara a cara lo único que consigo es bloquearme o tartamudear, las cartas eran una manera de desahogarme, de decir lo que pensaba o sentía.

            Aquel momento pasó y nunca más volví a coger la pluma para escribir a nadie una carta. Pero has aparecido tú y de nuevo siento la necesidad de escribir ya que cara a cara, ante ti, sólo tiendo al ridículo y soy incapaz de expresar lo que me pasa por la cabeza.

            La verdad es que no sabría decirte cómo empezó todo ésto. No soy capaz de ponerle una fecha, y leyendo mi diario me he dado cuenta de que tampoco la hay. Cuando me di cuenta la cosa ya había estallado y me había lanzado en una cuesta abajo que ya impedía activar el freno. Ya habías entrado tanto en mi cabeza que por mucho que me empeñara ya no iba a lograr hacerte salir fácilmente. Y a fe que no lo he conseguido… todavía. Y me empeño, y lo intento, e incluso hay momentos en los que creo haberlo conseguido, pero en noches como las de hoy o semanas como la pasada, la tarea se vuelve muy complicada.

            Todo me lleva a un segundo punto: ¿qué es lo que me trastorna tanto de ti? Nunca supe decirlo. Quizás lo más acercado a lo que pasó es lo que Amaral escribió en aquella letra, “cómo decirte que me has ganado poquito a poco, tú que llegaste por casualidad”. En ningún momento me fijé en ti, pese a que ya hace un largo tiempo que nos conocimos, pero las charlas y las risas hicieron que todo empezara teniendo ganas de compartir tiempo contigo y acabara con mi yo interno queriendo compartir algo más… que evidentemente no va a ser. Me impresiona que siempre tengas una sonrisa en la boca, que hasta cuando estás enfadada acabes de buen humor y sonriendo, que siempre estés dispuesta a hacer algo por alguien. Me gusta que tengas una visión optimista de la vida, cosa que a mi me cuesta mucho tener, que siempre me ofrezcas el lado bueno de todas las cosas (por malas que parezcan). Y claro, me hechizan tus ojos, tan verdes como el primer rayo de sol de la mañana (o éso dice la leyenda), y me encantaría contemplarlos cuando dentro de muchos años nuestro clan se reúna en torno a la hoguera y les contemos historias de cuando este mundo todavía tenía una parte de racionalidad. Y entonces, junto a esa lumbre, me gustaría contarles la historia de cómo un chico que tenía un hechizo que le incapacitaba para sentir conoció a una chiquita que hizo saltar por los aires ese conjuro.

            Hasta ese momento, que creo que nunca llegará, me conformaré con conocerte y tomarme alguna cerveza o algún café contigo…

 

Boig per tu

Para todos aquellos que me dieron a conocer esta canción, grabada en 1990, se trata de una de las canciones de amor más bonitas jamás escritas. Casi todas las parejas catalanas se la cantan al oído cuando están solos y la bailan emocionados bien juntos cuando la escuchan. Discrepo, no es la mejor canción de amor.

Realmente es una canción maravillosa, preciosa, pero es una canción de desamor. Es una canción en la que Carles Sabater descarga toda su frustación porque ella no le quiere, ella no le corresponde y no se le acerca. Carles habla de la Luna, de la Gran Dama de la Noche, pero cualquiera de nosotros podemos pensar en un ejemplo más mundano. Todos hemos tenido a esa chiquita que nos ha vuelto loco pero que conforme más cerca estaba de nosotros se iba alejando poco a poco. En Boig per tu he encontrado muchos días el desahogo o las palabras que necesitaba para entender por qué estaban pasando cosas que pensé que nunca me podrían pasar. Boig per tu me ha ayudado a darme cuenta de que Napoleón no tuvo tan sólo Austerlitz, sino que todo acabó con Waterloo, algo que creyó que nunca le ocurriría. Porque las relaciones con las mujeres son como la guerra. Si tienes suerte, alguna vez disfrutarás de días como Austerlitz o Cannae, la mayoría de los casos te conformarás con Waterloo o Zama y como Napoleón o Hanibal te retirarás desolado y creyendo que ya nada tiene sentido, pensando que eres el mayor desgraciado de la historia. Y en ese momento escucharás esta maravillosa canción con la que te sentirás identificado en tu desamor y te ayudará, poco a poco, a darte cuenta que alguna vez en la vida alguiene te dirá que está Boig per tu. Y aquel día, que dicen los sabios de la tribu cuando nos juntamos alrededor de las hogueras que existe, tendrás que buscar otra banda sonora para tu vida. Hasta entonces, tendrás cerca la más bella canción de desamor jamás escrita...

Mi lengua no es el catalán y nunca lo he estudiado, mis conocimientos son de escucharlo mucho, así que la traducción que pongo aquí tendrá errores. Quién lea ésto y sea catalanoparlante, que sepa perdonarme.

En la tierra húmeda he escrito
niña, estoy loco por tí,
me paso los días
esperando la noche.

Como te puedo querer
si de mi estás tan lejos; 
servil y acabado
loco por ti. 

Sé muy bien que dese este bar
no puedo ir a dónde estás tú,
pero dentro de mi copa veo
reflejada tu luz, me la beberé;
servil y acabado, loco por tí. 

Cuando te hayas ido por la mañana, 
las lágrimas se perderán 
entre la lluvia
que caerá hoy. 

Yo me quedaé atrapado
borracho de esta luz
servil y acabado
loco por ti. 

Sé muy bien que dese este bar
no puedo ir a dónde estás tú,
pero dentro de mi copa veo
reflejada tu luz, me la beberé;
servil y acabado, loco por tí. 

Alta fidelidad (High fidelity)

Alta fidelidad (High fidelity)

Recuerdo haber visto por primera vez la película en mi época de ¿estudiante? en Paris. Era un pequeño cine, fuera de las grandes cadenas, en el Barrio Latino, bastante cochambroso y con un punto de dejadez que te quitaba las ganas de entrar al verlo. Pero por alguna razón entré. Y no volví a ser igual. La pelicula es la maravillosa historia de un treintañero al que su novia acaba de dejarle y anda buscando la razón de su vida. Encima, está rodeado por una pareja de frikis que trabajan en su tienda y que no terminan de ayudarle precisamente. Así que, buscando un sentido a su vida empieza a repasar sus cinco peores rupturas e intenta seguir adelante, pero no puede quitarse a Laura de la cabeza. En resumen Stephen Frears rueda una magnífica reflexión sobre las crisis de identidad que tenemos la mayoría de los hombre cuando nos plantamos en los treinta y las cosas van mal.

La  cuestión es que tenía olvidada la pelicula cuando en una visita a mi librería de cabecera encontré el libro. Sí, porque lo mejor de todo es que la pelicula está basada en uno de los primeros libros del inglés Nick Hornby. Me acordé de la pelicula y me decidí a comprar el libro. Y lo devoré en un par de días. El libro es sencillamente magnífico. Desde que ocmienza te sientes parte de la mente de Rob. ríes con él y sufres con él, porque con un lenguaje muy desenfadado, Hornby hace que te sientas retratado en cada uno de los pensamientos de Rob. Cuando habla de como siente a la hora de comenzar una conversación con una mujer, de los miedos que le asaltan en una relación o, simplemente, de lo difícil que le resulta mantener relaciones sociales, todos nos podemos sentir reconocidos.

Y sí, es un treintañero en crisis y yo puede que lo sea también, y éso es lo que me hace sentirme reconocido, pero me apostaría unas pintas de cerveza a que cualquier hombre ha hecho las misma reflexiones alguna vez sin riesgo de perderlas...

Y un día cualquiera alguien se da cuenta de lo que ha perdido y...

Táctica y estrategia

Me declaro culpable. Y me siento culpable. No tomé en cuenta a Mario Benedetti como sí lo hice con Pablo Neruda o Walt Whitman. No lo tomé en cuenta hasta que murió, como ha pasado con tantos genios. En ese momento leí a mi hermano una loa magnífica y me picó la curiosidad. Y me acerqué a él. Y caí rendido a los pies de su poesía. Nadie nunca ha tratado a las mujeres y al amor con tanta dulzura, delicadeza, pureza y, sobre todo, sencillez. Descubres que al leer a Benedetti tú podrías haber usado las mismas palabras, aunque ni con la mitad de destreza. Y entonces te das cuenta de lo que hemos perdido. Y de lo que uno se ha perdido durante 33 años. Por éso me declaro culpable y me prometo no volver a olvidarme de él... porque el mundo no puede perderle...

Os dejo con mi poema favorito de Benedetti. En muy poquitas palabras define la manera de conquistar a una mujer. Es cosa simplemente de "Táctica y Estrategia"...

"Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos

Mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

Mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

Mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos

Mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple

Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites."

El mago de Oz (The Wizard of Oz)

El mago de Oz (The Wizard of Oz)

Dorothy (Dorita en el psicodélico doblaje de la época) era una niña que vivía en una granja de Kansas y su vida era en blanco y negro. En blanco y negro era el mundo que le rodeaba en un paisaje árido, y en blanco y negro eran las relaciones que frecuentaba, sin nadie de su edad que le comprendiera, tan sólo con su perro al que contar sus penas. Hasta que un día un tornado arranca su casa y le lleva al maravilloso mundo de Oz... que convierte toda su vida en color. Allí mata a la bruja malvada del Este y comienza la búsqueda del "wonderful Wizard of Oz". Y para ello tiene que seguir el camino de baldosas amarillas.

A lo largo de su caminar por el camino encontrará una serie de compañeros de viajes, cada uno con sus carencias. Se encuentra a un hombre de hojalata, que no tiene corazón y quiere encontrarlo; se encontrará a un espantapájaros que no tiene cerebro y lo busca deseperadamente; y, finalmente, se le unirá un león cobarde. Tal heterogéneo grupo irá a Ciudad Esmeralda para encontrarse con el mago y así tener todo lo que andan buscando. A lo largo del camino soretarán peligros y cuando lleguen a hablar con el mago éste les hará ver que todo está en su interior.

¿A qué viene todo este rollo? Pués resulta que hace unas dos semanas una compañera de trabajo que me veía un poco bajo en los últimos tiempos me regaló "El libro del ego" de Osho. El tipo es una especie de gurú indio que se dedica a dar charlas por el mundo (me imagino que previo pago, claro). Así que aproveché la "excursión" a Londres a comienzo de esta semana debido a que me debían unos días en el trabajo para leerlo entre los viajes de avión y en el Tube. El libro es muy discutible en muchas de las cosas que te cuenta, y tiene a veces un tufillo a secta que echa para atrás, pero hay dos ideas que se me han quedado grabadas.

La primera es que los problemas que tenemos nos los buscamos. Y los buscamos porque siempre necesitamos pensar en algo, tener la mente ocupada con algo, sentir que le importamos a alguien que se preocupa por esos problemas. En realidad (la mayoría de los casos) son problemas irreales, son problemas que tendrían una solución muy simple si miráramos en nuestro interior, tal y como el mago de Oz hace hacer a cada uno de los miembros del grupo de Dorothy. 

Y éso nos lleva a la segunda gran idea: vivir el presente, el "carpe diem" de los romanos. Nos cuenta como nos obsesionamos con el futuro, tan sólo nos preocupamos por pensar en qué nos va a ocurrir en el futuro, cercano o lejano, y nos olvidamos de vivir el presente, el momento. Y además, cuando ese futuro se convierte en presente nos olvidamos de él, no lo disfrutamos y nos dedicamos a pensar en otro futuro distinto, que desecharemos cuando se haga realidad. En definitiva, nunca disfrutamos de lo que tenemos, sino que vivimos de sueños y deseos futuros, sin pararnos a ver lo que tenemos. Soñamos con un camino de baldosas amarillas sin ver que estamos transitándolo constantemente.

Porque, en definitiva, todo lo que nos ocurre durante nuestra vida es parte de lo bueno que tiene, es parte de este milagro que nos ha tocado disfrutar. Y no podemos olvidar que tenemos que estar atentos a nuestro presente, porque por muy malo que sea nos va forjando el futuro, que no dependerá de lo que sueñes que sea, sino de lo que vayas haciendo en el presente para llegar a ese futuro. No te pongas a buscar un camino de baldosas amarillas porque lo tienes debajo tuyo, lo estás recorriendo continuamente, aunque a veces parezca que te has equivocado de camino... Como dijo Thoreau hay que procurar que en el momento de la muerte no nos demos cuenta de que en realidad no hemos vivido.

Veinte de abril

¡Qué típico!, direis. Para el día de hoy la canción con el nombre del día de hoy. Teneis un punto de razón, pero el caso es que por culpe del esguince de tobillo que tengo este fin de semana después de muchos no he salido de casa reposando el tobillo. Y ha resultado agobiante. Me resulta extraño, porque hasta hace unos meses nada me resultaba más agradable que encerrarme en casa con mis series de televisión, mis libros y mis películas. Pero desde que hace seis meses ocurrió (o no ocurrió) lo que pasó necesitó salir de casa, tomar el aire fresco, hacer cosas, para vaciar la mente de paranoias y problemas, o simplemente ocuparla con otras cosas.

La cuestión es que este parón me ha dado para volver la vista atrás, tal y como hacían los Celtas Cortos con su presunta carta, y pensar en aquella niña que provocó el primer gran terremoto en mi vida hace ya 17 años. Como cantaban los Celtas de repente he querido saber qué era de ella y me he puesto a buscar en Google y Facebook para descubrir que es profesora en la Universidad, era (o es) de la dirección de un partido político y que no está en Facebook (aunque no la hubiera intentado añadir como amiga, no creo que se acuerde de quién era yo). Y me ha dado por pensar en que, pese a que cuando nos conocimos no creía en éso, está felizmente casada e incluso con niños..., y en que ni siquiera recordará que hubo un tiempo en el que nuestras vidas se cruzaron. La verdad es que hasta hoy hacía mucho tiempo que no la recordaba y puedo decir que lo hago con cariño. Porque pese a todo lo que pasé debido a aquello, pese a que acabé repitiendo aquel curso porque no podía centrarme en lo que debía, pese a que acentuó hasta límites excesivos mi timidez crónica, en definitiva fue la persona que me hizo despertar, que me hizo querer y sentir por primera vez... Y cuando te das cuentas que has tardado 16 años en volver a sentir lo mismo (aunque haya acabado de la misma mala manera), me doy cuenta de que es una de las personas que pasaran por mi mente en el momento de la muerte.

En fin, que como veis uno también tiene su pasado que surge en ciertas fechas, pero que ya no machaca como en otros tiempos, si no que sirve para seguir adelante e intentar que no tenga que esperar otros 16 años para sentir algo. Aunque éso ya se sabe que nunca se sabe cuándo viene y cuándo se va...

A golpes de corazón

A golpes de corazón

Últimamente no escribo casi nada. El otro día me dijo un amigo que éso era una buena señal. Y la verdad, creo que tiene razón. Hace un mes mi hermano hizo una entrevista a la cantante Conchita dónde le decía que sus canciones suelen tener letras tristes porque cuando está alegre no le apetece sentarse a componer. Creo que a mí me pasa lo mismo con la escritura. Como tengo una timidez extrema y casi patológica, cuando me encuentro mal, me deprimo,..., me encuentro más cómodo desahogándome escribiendo que hablando. Aunque la mayoría de mis textos, como podeis comprobar, sean inconexos y un escupir de ideas sin sentido (como empieza a ser este artículo, por cierto). Por éso, el hecho de que lleve diez días sin escribir por aquí es una buena noticia.

He logrado quitarme de la cabeza todo aquello que me había sumergido en un infierno. Todo aquello que hacía que muchos días no me apeteciera hacer nada más que ahogarme en mi mismo, todo aquello que destrozó mis vacaciones en Berlín, todo aquello que me hacía sentirme más viejo de lo que realmente soy. Ésto no significa que todo aquello que me agobiaba haya desaparecido. Al final mi vida sigue discurriendo por los mismos lugares y con las mismas personas, pero ya no me mata. Todo empezó porque llevo mi vida "a golpes de corazón", sin pensar en las consecuencias, hasta que aquello que ocurre debido a esa forma de hacer las cosas provocó un terremoto en mi vida que la hizo saltar por los aires. Afortunadamente, gracias a mucha gente que me rodea, a cosas que leo en otros blogs y me inspiran,..., he logrado superar esta crisis, y ahora continúo viviendo mi vida a golpes de corazón, hasta que ocurra algo de nuevo. Aunque haya que esperar 16 años de nuevo, porque esta vez no será solo una ilusión y será algo que llenará el huequito de mi vida que siempre ha estado vacío. Hasta entonces, intentaremos escribir con algo de asiduidad y contaros que la vida también puede sonreir y no sólo tiene penas. Y por supuesto, si ocurre, aunque no quiera contarlo, se acabará trasluciendo en mis textos...

My Way (A mi manera)

My Way (A mi manera)

 

Las reglas, las convenciones, la manera de hacer las cosas pocas veces han ido conmigo. Éso me ha llevado a meter la pata de manera más habitual de lo que es normal en un ser humano.

Demasiadas veces me he dejado llevar a golpes de corazón, y una mezcla de todo me ha llevado a los 33 años. Quizás si hubiera llevado mi vida de otra manera... Quizás si me hubiera quedado en París (o no hubiera ido), quizás si no hubiera hecho el cambio que realicé en mi segundo año de facultad, quizás si no hubiera pasado 15 meses en Barcelona, quizás si hubiera dicho algo a las mujeres que se cruzaron en mi vida,...

Pero no es momento de pensar en éso. No me puedo (ni quiero) arrepentir de las decisiones que he tomado a lo largo de mi vida. Al fin y al cabo sí que puedo decir que, para lo bueno y para lo malo, he llevado la vida a mi manera. He tenido la suerte de que mi familia, mis amigos han sido capaces de comprenderme, de aguantarme cuando estaba perdido, de escucharme o, simplemente, estar.

Ahora, después de un momento crítico, quiero ser como el Ave Fénix, resurgir de las cenizas en las que me había convertido y seguir llevando mi vida a mi manera, apreciando los pequeños momentos que hacen que ésto que nos ha tocado sea muy grande, conociendo a gente que merece muy mucho la pena (y otra que no tanto) y haciendo que otros muchos que creía cercanos se molesten. Pero éso es lo que nos hace humanos, meter la pata con aquellos que nos importa (y los que no tanto), pero siempre con la mejor intención del mundo. Saber que si esa gente te aprecia lo mismo que tú a ellos sabrán perdonarte (aunque no siempre comprenderte).

Ya vale de preocuparse, de agobiarse, de no saber que hacer con tu vida. Ya vale de pensar en lo que pudo haber sido y no fue. Ya vale de lamentarse por oportunidades perdidas. Es el momento de levantarse, de seguir teniendo penas, pero también de saber que las alegrías siempre están ahí y que además quedan muchas por venir.

Y si no, hay que saber que las cosas se hacen a mi manera, para que cuando llegue el momento de la muerte no darnos cuenta que en realidad no hemos vivido...

 

"Ahora que se acerca el final
y tengo ante mí el telón cayendo,
Amigos míos, lo diré claramente,
expondré mi caso, del que estoy convencido.

He vivido una vida plena,
he viajado por todos los caminos,
y más, mucho más que eso,
lo hice todo a mi manera.

Disgustos tuve unos pocos,
pero de nuevo demasiados pocos para mencionarlos.
Hice lo que tenía que hacer
y miré más allá, sin cargos de conciencia.

Planifiqué cada trazo de mi rumbo,
cada cuidadoso paso a lo largo del camino.
Pero más, mucho más que esto,
lo hice a mi manera.

Sí, hubo veces, estoy seguro de que lo sabíais,
en que mordí más de lo que podía masticar.
Pero a pesar de todo, en caso de duda,
me lo tragué y escupí.
Lo afronté todo y mantuve la frente alta,
y lo hice a mi manera.

He amado, he reído y llorado.
He tenido mi plenitud y mi parte de pérdidas.
Y ahora que las lágrimas disminuyen,
me parece todo tan raro…

¡Pensar que hice todo aquello!
Y, debo decirlo, no de forma tímida,
no, yo no,
yo lo hice a mi manera.

¿Para qué sirve un hombre, qué es lo que tiene?
Si no se tiene a sí mismo, entonces no tiene nada.
Ha de decir las cosas que realmente siente
y no las palabras del que se arrodilla.
El registro demuestra que aguanté los golpes,
y lo hice a mi manera."

 

 

Cuando fuimos los mejores

Cuando fuimos los mejores

Continuando con los artículos revival, y como estoy bastante vago a la hora de escribir últimamente, adjunto otro artículo del blog prehistórico perdido de la mano de Dios. Éste fue escrito un 7 de septiembre de 2004. Y ya aparecen algunas de mis obsesiones vitales. Os dejo con él...

"Cuando fuimos los mejores, los bares no se cerraban a la hora señalada", o éso decía la canción. Vamos q uno ya está llegando a unas edades en las q las juergas pasan factura.

Y por qué nos recuerda ésto este girao, os preguntareis. Pos pq el sábado pasado me dio muy mal rollo. Vamos, q nos juntamos para cenar y acabamos hablando de cosas muy extrañas. Ni alcohol, ni mujeres, ni... No sé, de repente a uno se le va la memoria a no muy lejos y se ve saliendo de casa a las 7 de la tarde, creyéndose Dios, dispuesto a comerse el mundo, con una lista de q dinero se va a gastar y en q bebida... y programando un finde de borrachera viernes y sábado (o más si era puente), y se ve ahora cuando uno ya empieza a ser mayor q gran parte de la gente q se encuentra un sábado por la noche, o pasa muy mal las resacas, o ni se plantea la posibilidad de ponerse dos noches seguidas...

En defintiva, q no sé pq me he puesto en este plan, pq aquí sólo quiero echar unas risas y desenmascarar a etsa puta sociedad, pero espero q me sepais perdonar :-p En fin , q la próxima vez sefuiré con el serial sobre los pueblos, q contiene todavía cosas muy jugosas... :-D :-D :-D

Un saludo pa tós,

Verano Azul

Verano Azul

Hoy que estaba de buen humor he encontrado el siguiente texto que publiqué en un blog olvidado de la mano de Dios un 1 de Septiembre de 2004. En aquella época pasaba más de todo y vivía mejor...

Pozí, chicos, hoy os voy a hablar de esa maravilla de la naturaleza a la que todo urbanita q se precie nos tiramos en cuanto llegan las vacaciones: el pueblo. Y yo como cumplo todos los requisitos de buen urbanita, tb tengo el mío.

La verdad es q cuando uno es un tierno mancebo q no levanta más de metro y medio del suelo lo del pueblo es la releche. Te sacan de casa a las nueve de la mañana a la calle, y no te dejan entrar más q a las horas de las comidas. Y encima no tienes a tu santa madre detrás diciendo lo q puedes y no puedes hacer. Un fiestón, oiga!!!
Por éso, cuando llegas a casa a la hora de la cena el resumen del día parece un parte de guerra: "en el día de hoy vencido y desarmado el Jordi de la esquina, sólo hemos vuelto con 3 raspaduras en el brazo, un pequeño agujero en la rodilla izquierda, y el manillar de la bici sobre el cuadro".

Porque sí, señores, lo mejor de un pueblo, y eso no me lo pueden negar es la bici. Qué momentos hemos pasado sobre ese extraño aparato de dos ruedas manejado con tracción animal (dónde el animal es uno mismo,claro) y q tiene la extraña habilidad de hacer q beses el suelo cuando más rápido vas y más daño te puedes hacer. Por que seamos serios: alguien se ha caído de la bici y no se ha hecho nada? Alguien no tiene sobre su cuerpo alguna marca de guerra conseguida gracias a una bici? Debemos ser la generación de las rodillas destrozadas. No hay nada más espectacular que una reunión de amigos en torno al Ballantine’s (o el Nisupu, dependiendo del poder adquisitivo) y al Zoco dónde todos se empiezan a levantar los pantalones para mostrar sus trofeos y demostrar q la suya es la más grande (hablo de cicatrices, salidillos).

Aunque el mejor momento con las bicis era aquel en el que a algún avispado se le ocurría echar una carrera. Y claro las carreras no podían ser en llano, hasta el bar de la Plaza, no, tenía q ser al punto más alto del pueblo, o en su caso (como es en el mío), bajar al río y luego meterse la cuesta entre pecho y espalda... Porque claro, uno empezaba todo emocionado y se creía Pedro Delgado, Alberto Fernández o Álvaro Pino, pero en cuanto la carretera seguía para arriba más de 100 metros, el impulso cedía, y a los 200 metros no había otro remedio q empezar a hacer eses si no se quería poner pie a tierra de un momento a otro. Total, q al final siempre veías como había un capullo q era el q tenía la "motoreta" (y q en el futuro se llevaría a las pibas mientras todos miraban, pero no adelantemos acontecimientos) y que llegaba a la meta con uan ventaja considerable y sin q pareciera haber hecho ningún esfuerzo. Mientras, por detrás la lucha era por evitar llegar el último y q se rieran de tí. Cuando al fin, conseguías llegar el espectáculo era lamentable: montones de niñatos como tú tirados en el suelo, con la bici al lado, a punto de echar hasta las gracias por la boca y, lo peor de todo, sin haber bebido ni una gota de alcohol!.
Porque hay q ser serios, a dónde pensábamos llegar con esas bicis? Porque excepto el capullo de la "motoreta", todos ibamos con esas bicis de paseo en colores que variaban desde el verde metálico al marrón o el rojo, pero todos muy estridentes, para que no se pasara desapercibido, q tenían unos asientos q pese a ser enormes no hacían más q destrozarte el culo. Q vamos, si no salimos con almorranas de ésa, no las tendremos nunca.
Pero en defintiva, esos momentos los disfrutábamos como si fuera el último día, con el problema de que cuando llegábamos a la ciudad y pretendíamos hacer lo mismo, la misma madre q te soltaba y te decía que no volvieras en todo el día en el pueblo, note dejaba salir de casa en al ciudad si no era bajo estricta vigilancia.

Así nació el mito del pueblo para nuestra generación...

Más que amigos (Keeping the faith)

Más que amigos (Keeping the faith)

La verdad, no sé por qué escribo esta entrada, no sé exactamente lo que quiero decir. Bueno, puede que lo sepa, pero no tengo claro como expresarlo. Digamos que es tan fácil que todo lleve a equívoco, empezando por la película que le da título, que no sé si merece la pena. De repente, ésto lo ha comenzado a leer más gente (tampoco excesiva) de la que pensaba que podía llegar a acceder a él (la mayoría por mi propia culpa) y no sé si quiero desnudarme de esta manera.

Hace tiempo que mi cabeza da vueltas y no está tranquila. Hace tiempo que la edad ha caído sobre mí y me siento como un cura, es decir, creyendo saber cómo va a ser mi vida hasta que muera. Y me está comiendo por dentro, me está convirtiendo en alguien huraño, en alguien al que creo que la gente se está hartando de soportar la mayor parte del tiempo. Pero, por alguna razón, ese yo cambia cuando me rodeo de dos personas. De él y de ella. De él sólo puedo decir que es buena gente, de la mejor que he conocido. Recuerdo la primera vez que le conocí, mi primer día después de mi ascenso en el trabajo, prometiendo que desde ese día había dejado de fumar. De éso ya hace casi tres años y medio y todavía no ha dejado de fumar... Sólo sé que cuando coincidimos en el turno, sé que voy a tener por lo menos el ratico del café con alguien con quién lo paso bien y le puedo contar cosas que sólo contaría a mis íntimos. Sólo recordar ciertas llamadas cuando llevo el turno de noche mientras él está borracho de fiesta por el mundo...

Y luego está ella. No puedo decir cuando la conocí, porque somos muchos y seguramente la veía coger perchas o casar entradas desde que entré a trabajar. Pero sí podría decir cuando la CONOCÍ. Ella acababa de volver de un año de traslado en otro almacén del grupo y la metieron a hacer una semana de noches. Por casualidad, a mí también me tocaba hacerla y coincidimos los dos sólos en la sección. Todo empezó con un "buenas noches" y no paramos de charlar en toda la semana. Y ví de repente que me había topado con buena gente. Poco después me trasladaron de sección, pero seguimos coincidiendo en las comidas, en los cafés, alguna noche,... Estuvimos a punto de ir a tomar una cerveza una noche y nos contamos dónde nos fuimos de vacaciones (a la vez, pero a sitios distintos). Empezó a llamarme para tomar café cuando coincidíamos y acabamos tomando alguna cerveza fuera del trabajo. Su sonrisa contagiosa, su alegría de vivir, su ironía, todo junto consigue que yo también sonría cuando estoy con ella, que me olvide de todo lo que me atenaza. Sólo por éso se merece lo mejor, aunque yo le cabree cada cierto tiempo con mi torpeza a la hora de hacer las cosas.

Pero esta entrada va sobre los tres. No sabría decir cuando fue la primera vez que nos juntamos. Bueno, sí, fue en la despedida de uno de nuestros jefes, a dónde fui engañado por otra persona y dónde él y ella se conocieron. Desde entonces, cuando coincidimos los tres en el turno no tengo que plantearme con quién me tomo el café, vamos los tres y punto. Aunque hay días que de lo bien que se llevan ellos dos me siento un poco al margen de su rollo. Hemos formado un trío extraño, ecléptico, que creo que mucha gente en el trabajo no termina de entender, pero que nos lleva a pasar también fuera de él noches memorables o simplemente tardes de risas o conversaciones surrealistas.

En definitiva, son las dos personas que hacen que ir a trabajar no sea siempre un suplicio, que hacen que me de igual aguantar a mis jefes todos los días, porque sé que tendré un remanso de paz, de olvido, de tranquilidad, en definitiva, de buen rollo y camaradería, que, al final, es lo que mayoría buscamos en la vida. Por favor, NO CAMBIEIS. Por primera vez habeis logrado que crea tener AMIGOS fuera de mi grupo de la adolescencia, de los Caballeros de la Mesa Redonda.

"A veces vemos ciertas cosas sólo cuando estamos preparados para verlas"

Suit up, bro!!!

Suit up, bro!!!

Como en este blog tan sólo tienen cabida las paranoias y los desvaríos a los que me lleva las vivencias en la vida que tengo, he decidido abrir un segundo blog en el que hablar de aquello que más me gusta: las series de televisión.

Intentaré actualizarlo más asiduamente hablando, sobre todo, de las series que adoro, aunque también, de vez en cuando rajaré de alguna que no soporto (o que no me guste lo que vea). No soy muy bueno como crítico, pero intentaré que sea lo más ameno posible, sabiendo que hay por la red magníficos blogs sobre series a los que no puedo llegar ni a la suela de los zapatos. Pese a todo, lo intentaré.

Y como nombre he elegido una de las míticas frases de, posiblemente, el mejor personaje de las sitcoms que se están emitiendo actualmente: Barney Stinson. Esperemos que me de suerte. Nos vemos allí si quereis:

http://suitupbro.blogspot.com/

 

Desmadre a la americana (Animal House)

Desmadre a la americana (Animal House)

Fui a tomar un café y me liaron. ¿Quién no lo ha dicho alguna vez? ¿A quién no le ha pasado? Y resulta que detrás de esa frase se esconden las mejores noches de nuestra vida. O casi.

Suposición. Quedas a las seis de la tarde con dos compañeros de trabajo. Quizás uno aparece, pero la otra te llama con excusicas de que está lloviendo, que está cansada,... Pero le convences de que está escampando (cosa que no crees que sea verdad) y se decide a venir (pero poco, que ha quedado a cenar con sus amigas). Y en esas que aparece los otros dos ya llevais pinta y media de cerveza. Y comienzan las risas. Y pese a que ella no quiere, no le apetece, se acaba la primera pinta en 10 minutos... y vienen unas cuantas más. Las risas empiezan a aflorar cada vez con más insistencia...

Y llega el momento clave. Uno de ellos tiene que ir a jugar a los dardos, tiene partida. Parece que la noche se rompe ahí. Pero sólo parece. Los otros dos acaban siendo convencidos y aparecen en uno de los nunca suficentemente bien ponderados “bar de abuelos”. Y la noche se termina de desmadrar. Rondas para tres a 7 € es lo que les faltaba. Son las nueve y media de la noche y los cubatas empiezan a correr, ronda tras otra. Ya están perdidos. Ella no acude a la cita con sus amigas e intenta arreglarlo por teléfono. Pero claro, los gritos y las frases en inglés (“Come here, bro, come here!”) de fondo no la hacen muy convincente. Y deciden llamar también a M que está trabajando. “¡Ven ya, ven ya!”. La noche está desbocada. La partida de dardos se pierde (como era de esperar), pero lo que no se pierde es otro cubata. Ya empiezan a enseñarse fotos de esas que tienes en los carnés y te avergüenzas: la del gimnasio, la del DNI de hace cinco años, la de la piscina,... Algunas simplemente grandiosas.

Como M no viene, deciden cambiar de bar. Ya, definitivamente, se han olvidado de volver a casa y la noche está lanzada. Cuando andan aparece M con el coche. Así que se montan y se lanzan a la “aventura”. Y salen más rondas, y dan regalos de Bacardi. No sé como se las arregla ella, pero acaban todos cargados de regalos habiendo bebido sólo un par de Bacardis entre todos... Ven como le come la oreja cada cierto tiempo a la pobre azafata y cada vez viene con regalos distintos. Al final ya son a la carta: “me gustan estos altavoces, consígueme unos”. La gente empieza a vaciar el bar, pero los cuatro mosqueteros aguantan hasta que la noche les venza.

Y parece que les vence a las cuatro de la mañana. Los tres originales, los que habían empezado a las seis de la tarde, suben en un taxi para dejar primero a ella en su casa... pero se bajan todos. Ella les mira con cara de susto pero no puede evitar que entren en su portal. Se meten en el ascensor, están decididos a subir a hablar con su madre (aunque nadie sepa exactamente de qué). Estira de sus brazos para sacarlos del ascensor, no puede con ellos, les mira alucinada. ¿Qué está pasando? Finalmente a uno de ellos le entra un poco de razón y deciden salir del portal y dejarla ir a dormir. Y los dos últimos, borrachos como cubas, deciden andar hacia su casa. Y a las cinco y media de la mañana, casi trece horas después de salir a tomar un café la noche termina.

A la mañana siguiente hay muchas cosas que hacer, pero da igual, la noche que no iba a dar nada de sí, ha sido muy grande.

 

* Dedicado a dos personas que hacen que trabajar no sea una mierda todos los días.

How I met your mother

How I met your mother

Todos llevamos un Ted Mosby dentro. Somos animales, y como animales tenemos una predisposición genética. Una predisposición que objetivamente sirve para perpetuar la especie. Pero una predisposición que no hace más que meternos en problemas continuamente. Porque hay cosas en las que no copiamos al resto de los animales. Mientras ellos se relacionan solamente para perpetuarse, nosotros tenemos la mala costumbre de querer enamorarnos, de encontrar a la persona que cosideremos ideal. Y encima, también pretendemos que el sentimiento sea correspondido.

Y no seré yo el que diga que es una locura, o que es una utopía, pero a lo largo de la historia esta actitud "Ted Mosby" ha provocado hasta infinidad de guerras. No sé si todos deberíamos ser como Barney Stinson, pero creo que nos crearía menos problemas y viviríamos bastante mejor. Y sí, sería más divertido.

Aunque, seamos serios. ¿A quién no le gusta de vez en cuando sentir las mariposas en el estómago? ¿A quién no le gusta tener delante a esa persona y sonreirle? ¿A quién no le gusta acariciar al objeto de su deseo o abrazarlo cuando están viendo una pelicula en el cine o en el sofá de casa? Porque al final, la realidad es que todos somos Ted Mosby y nos pasamos la vida buscando. Y cuenta la leyenda que hay gente que encuentra a esa persona. Hasta entonces, hasta que nos toque a nosotros, seguiremos buscando y creyendo haberla encontrado cada cierto tiempo.

Y llegará un día en el que aparezca un paraguas amarillo...

La senda del tiempo

La senda del tiempo

"A veces llega un momento en que

te haces viejo de repente

sin arrugas en la frente

pero con ganas de morir.

Paseando por las calles

todo tiene igual color

siento que algo echo en falta

no sé si será el amor"

No sólo respirar

No sólo respirar

 

Cuando dormir se convierte en una pesadilla más que en un placer... Cuando la hora en la que uno tiene que entrar en la cama para descansar es la peor hora del día... Cuando uno quiere trabajar de noche para no tener que luchar contra su mente en la cama... Es en ese momento cuando uno se da cuenta de que tiene un problema.

La ciencia lo dice muy claro, no se puede estar más de cuatro días enteros despierto sin arriesgarte a un colapso. Pero la ciencia no te dice lo que pasa cuando concilias el sueño en espacios de media o una hora o cuando cada cierto tiempo tienes una “noche en blanco”. La ciencia no habla de que estás malhumorado con gente que no tiene ninguna culpa de lo que está pasando, de que en el trabajo tienes problemas porque cuando se te acaba el subidón de adrenalina que te entra por la mañana para conseguir levantarte acabas perdido y sin concentración.

La ciencia en definitiva no te explica por qué extraña razón todo el que te rodea y lleva la misma vida que tú puede dormir habitualmente y tú no. El médico te da una vaga explicación de los turnos de trabajo, pero de algo hay que vivir. Pero cuando engarzas dos o tres semanas con el mismo turno los problemas de sueño continúan. Y encima empiezas a perder peso. En un principio te hace gracia. Pero cuando la pérdida continúa sin parar y te das cuenta de que no has cambiado tus hábitos de alimentación un viso de preocupación pasa por tu mente.

Y la casa se te cae encima. Todo aquello que te había gustado hacer desde que eras más joven sólo provoca que te agobies y pienses en salir corriendo. Te ves un domingo por la tarde saliendo sólo de casa a las cuatro de la tarde con la única intención de evadirte y sólo andas sin rumbo, sin dirección, sin destino. Una metáfora de aquello en lo que se ha convertido tu vida. A veces tus paseos te llevan delante de un cine y entras con la esperanza de que algo te haga olvidar lo que ronda tu cabeza... y a veces lo consigues. Aunque la película acaba y vuelves a dar vueltas sin sentido por una ciudad triste de domingo.

Y lo único que te hace seguir es saber que posiblemente te hayas convertido en alguien arisco, posiblemente hayas perdido la sonrisa y la alegría de vivir, posiblemente ya no creas en nada ni en nadie, pero que no eres tan malo como para que la vida no te dé más que mala suerte y rechazos. Esperas que algún día te echarás en la cama y conciliarás el sueño, algún día las noches en blanco serán un mal sueño, algún día tus jefes no te buscarán la boca y te dejarán trabajar como tú sabes, algún día adelgazarás porque estés haciendo dieta y no porque los nervios y el mal dormir te carcoman.

En definitiva, alguna vez, antes de dejar este lugar, la vida te sonreirá. E igual te hará esperar muchos años, pero éso es lo que te mantiene con vida y con una mínima ilusión por levantarte todos los días.

 

Leaving Las Vegas

Leaving Las Vegas

A pesar de tanto tiempo, de tantos años pasados, hay cosas que uno no consigue que cambien. El alcohol. ¿Cuántas veces uno ha dicho ésta es la última? Pero siempre ha habido una siguiente.En la juventud no se tiene muy claro el concepto de las cosas, se bebe, te emborrachas por un concepto social, por la idea de que la diversión no existe sin varias cervezas o cubatas en el cuerpo.

Aquello no debe resultar problemático, a no ser que se convierta en patológico. Pero cuando llegan los 30 y tantos la cosa cambia. Sabes perfectamente que la diversión no te la da el alcohol. La diversión te la da quienes te rodean. Cuando a esa edad decides beber, decides romper la línea entre las cuatro cervezas y el olvido, la oscuridad de la memoria en una noche, es que algo no funciona.

Puedes ser consciente de qué es lo que no funciona o simplemente decides obviarlo. Te haces creer a ti mismo que no hay razón y que lo haces sólo por diversión, aunque tu yo interno sabe que te estas engañando, que siempre hay una razón para algo así.

Pero a veces la borrachera llega a unos niveles que sirve de ruptura, de una situación de no vuelta atrás, de replantearte todo y acelerar el proceso de cambio que puede que hubieras comenzado. Y quizás ese proceso de cambio no lleva a una vida mejor, o una situación mejor, pero te das cuenta de que es necesario, de que la cosa no puede seguir así y que hay que tentar a un futuro distinto para que las cosas nunca más vuelvan a ser como antes. Aunque el último gran proceso de cambio 16 años antes no acabara yendo a mejor, cada vez tienes más claro que alguno acabará haciéndolo, porque no eres tan malo como para que las cosas no te vayan bien por una vez en la vida.

Porque llegará el día que conozcas a alguien que esté en una peor situación que tú y...

“Como Nicolas Cage en Leaving Las Vegas

soy el invierno contra tu primavera” AMARAL

 

Qué fue aquello

Qué fue aquello

Muchas veces he creído que mi vida no merecía la pena. No es que quisiera no tenerla, porque al fin y al cabo es lo único que tengo, pero sí que me he planteado que no tenía una razón de existencia, un motor que la hiciera evolucionar.

Pero siempre que ocurría éso estaban ellos. Sabía que podía llamar a uno o a otro. Sabía que siempre había alguien al otro lado que estaba dispuesto a escucharme. Podía estar en París, en Barcelona, pero siempre tenía un número telefónico que marcar. Hay quién ha estado aguantando mis desvaríos desde que teníamos 16 años y volvía de clase de francés a las 8 de la tarde. Hay quién llegó más tarde, pero que iba a las estaciones de trenes cuando uno volvía derrotado de alguna de sus experiencias. Hay quién siempre está dispuesto a dar un consejo por mail, aunque nos conociéramos mucho más adelante. Hay quién, en fin, pese a que piensa que su vida no va bien, la lleva maś encaminada que muchos de los demás y siempre tiene un consejo a mano.

Cinco personajes aparentemente incompatibles, que han tenido sus problemas entre sí, que muchas veces no se entienden, que pasan épocas en que se olvidan los unos de los otros... pero que siempre, siempre, ante la llamada de auxilio de uno, o simplemente de alegría, reaccionan a una para aparecer dónde sea, cómo sea y cuándo sea.

No sé que me deparará el futuro, no sé si la soledad que impregna mi vida será eterna, lo único que sí que sé es que cuando necesite un hombro en el que desahogarme, un oído al que gritar o alguien al que gritar a los cuatro vientos que una mujer parece que me quiere, lo tendré. Porque sé que siempre, pase lo que pase, habrá cuatro personas dispuestas a estar conmigo. En lo bueno y en lo malo. Y por éso mi vida merece la pena.

Gracias por estar ahí. Gracias por todo lo que hemos pasado... y lo que nos queda!!!

 

“Ellos son en verdad lo mejor que hay en mí
Porque fueron y son, lo que soy y lo que fui.” TONTXU