Las reglas, las convenciones, la manera de hacer las cosas pocas veces han ido conmigo. Éso me ha llevado a meter la pata de manera más habitual de lo que es normal en un ser humano.
Demasiadas veces me he dejado llevar a golpes de corazón, y una mezcla de todo me ha llevado a los 33 años. Quizás si hubiera llevado mi vida de otra manera... Quizás si me hubiera quedado en París (o no hubiera ido), quizás si no hubiera hecho el cambio que realicé en mi segundo año de facultad, quizás si no hubiera pasado 15 meses en Barcelona, quizás si hubiera dicho algo a las mujeres que se cruzaron en mi vida,...
Pero no es momento de pensar en éso. No me puedo (ni quiero) arrepentir de las decisiones que he tomado a lo largo de mi vida. Al fin y al cabo sí que puedo decir que, para lo bueno y para lo malo, he llevado la vida a mi manera. He tenido la suerte de que mi familia, mis amigos han sido capaces de comprenderme, de aguantarme cuando estaba perdido, de escucharme o, simplemente, estar.
Ahora, después de un momento crítico, quiero ser como el Ave Fénix, resurgir de las cenizas en las que me había convertido y seguir llevando mi vida a mi manera, apreciando los pequeños momentos que hacen que ésto que nos ha tocado sea muy grande, conociendo a gente que merece muy mucho la pena (y otra que no tanto) y haciendo que otros muchos que creía cercanos se molesten. Pero éso es lo que nos hace humanos, meter la pata con aquellos que nos importa (y los que no tanto), pero siempre con la mejor intención del mundo. Saber que si esa gente te aprecia lo mismo que tú a ellos sabrán perdonarte (aunque no siempre comprenderte).
Ya vale de preocuparse, de agobiarse, de no saber que hacer con tu vida. Ya vale de pensar en lo que pudo haber sido y no fue. Ya vale de lamentarse por oportunidades perdidas. Es el momento de levantarse, de seguir teniendo penas, pero también de saber que las alegrías siempre están ahí y que además quedan muchas por venir.
Y si no, hay que saber que las cosas se hacen a mi manera, para que cuando llegue el momento de la muerte no darnos cuenta que en realidad no hemos vivido...
"Ahora que se acerca el final
y tengo ante mí el telón cayendo,
Amigos míos, lo diré claramente,
expondré mi caso, del que estoy convencido.
He vivido una vida plena,
he viajado por todos los caminos,
y más, mucho más que eso,
lo hice todo a mi manera.
Disgustos tuve unos pocos,
pero de nuevo demasiados pocos para mencionarlos.
Hice lo que tenía que hacer
y miré más allá, sin cargos de conciencia.
Planifiqué cada trazo de mi rumbo,
cada cuidadoso paso a lo largo del camino.
Pero más, mucho más que esto,
lo hice a mi manera.
Sí, hubo veces, estoy seguro de que lo sabíais,
en que mordí más de lo que podía masticar.
Pero a pesar de todo, en caso de duda,
me lo tragué y escupí.
Lo afronté todo y mantuve la frente alta,
y lo hice a mi manera.
He amado, he reído y llorado.
He tenido mi plenitud y mi parte de pérdidas.
Y ahora que las lágrimas disminuyen,
me parece todo tan raro…
¡Pensar que hice todo aquello!
Y, debo decirlo, no de forma tímida,
no, yo no,
yo lo hice a mi manera.
¿Para qué sirve un hombre, qué es lo que tiene?
Si no se tiene a sí mismo, entonces no tiene nada.
Ha de decir las cosas que realmente siente
y no las palabras del que se arrodilla.
El registro demuestra que aguanté los golpes,
y lo hice a mi manera."