El marido de la peluquera (Le mari de la coiffeuse)
De niño soñaba olores profundos... La infancia es la época de los sueños, de los castillos en el aire, de los deseos. Todos hemos tenido un momento en la infancia en que lo hemos visto claro, en el que hemos dicho: “Me casaré con una peluquera”. Pocos cumplen sus sueños de mayores. Algunos acaban trabajando en almacenes cuando querían excavar ciudades romanas o tumbas egipcias; otros no saldrán nunca de la ciudad que les vio nacer cuando soñaban con trabajar y vivir en París, El Cairo, Pekín o Moscú; otros soñaban con dirigir películas y no pasan de grabar a su familia con la videocámara casera; en fin, otros querían dedicarse a escribir y se conforman con rellenar blogs que casi nunca lee nadie...
Pero a veces alguna de esas promesas se cumplen, aunque tarden tiempo. Hay quienes están convencidos que acabarán con la mujer más agradable y cariñosa del mundo y lo consiguen. Antes o después, a los 16, los 33 o los 50, pero la mayoría lo consiguen. Y éso, o cualquier otra cosa, les hace levantarse por las mañanas y creer en un futuro mejor, aunque el presente no les ayude a ello.
“Y el amor es tan grande, tan sincero y profundo...” PEDRO GUERRA
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satrian -